La histórica pastelería de Ca l’Espinasa, un emblemático establecimiento de Granollers, cerrará sus puertas a finales de este mes. Después de 156 años de existencia, esta pastelería, cafetería y bombonería, situada en la esquina de la calle Anselm Clavé y la plaza de la Corona, será sustituida por una óptica que ya tiene presencia en la ciudad.

Desde su inauguración en 1867, Ca l’Espinasa ha sido un punto de referencia para muchas generaciones de granollerenses. Además de pasteles este establecimiento es famoso por sus deliciosos bombones y pan artesanal. También ofrecía servicios de catering para eventos y celebraciones de todo tipo.

Entre sus productos más emblemáticos se encuentra el pastelito exclusivamente granollerense, conocido como El Rajol. Este dulce tradicional se creó en 1993 coincidiendo con el 10º aniversario de la Fiesta Mayor de Blancs i Blaus, y se hace con la masa con la que se hacen las tradicionales gafas y relleno de una crema de chocolate con avellana. Actualmente, mantiene la misma receta original.

La historia de Ca l’Espinasa ha estado marcada por la participación de tres familias: los Espinasa, los Estapé y los Balcells. Después de pasar por diferentes cambios de manos, el negocio fue adquirido por Joan Balcells y Neus Aleu de Casellas en 1980, y se renovó completamente el establecimiento. El negocio familiar recuperó el nombre original de Ca l’Espinasa en recuerdo de su fundador, y se convirtió en una moderna granja bar con accesos directos a pie de calle desde la calle Anselm Clavé y desde la plaza de la Corona.

Con su desaparición, Granollers pierde uno de sus lugares más emblemáticos y apreciados por sus habitantes.