
El Ayuntamiento de Ripollet aprobará en el pleno de este miércoles, inicialmente, el proyecto de obra ‘residencia para personas mayores y centro de día en Ripollet’, redactado por los arquitectos Laia Isern Ros y Toni Montes Boada de Miba Architects, con un presupuesto de ejecución de 14.563.342,12€. Un proyecto básico que presentó en rueda de prensa este lunes, 12 de diciembre, el alcalde de Ripollet, Jose M. Osuna, acompañado por el arquitecto Toni Montes. El alcalde se mostró muy satisfecho de este proyecto, con una mirada diferente y mucho más allá de una residencia, que espera poder hacerlo realidad a partir del próximo año. El 1 de diciembre se presentó a los portavoces municipales y el 21 de diciembre, a las 17.30 h, se hará una presentación pública en el Centro Cultual, donde se ha invitado a las personas y colectivos participantes en el proceso ‘Piensa en grande’.
El concurso para la residencia duró desde finales de 2021 hasta principios de 2022 y el pasado mes de marzo se firmó el contrato con los ganadores, Miba Architects, que han redactado un proyecto ejecutivo que contempla 100 plazas de residencia, de las 80 deberían ser concertadas, y 32 plazas de centro de día, todas concertadas.
El objetivo del Ayuntamiento es que las obras de la residencia, el centro de día y su entorno se empiecen durante el 2023, “cumpliendo así con la reivindicación municipal y social como equipamiento largamente pedido, porque es una necesidad evidente y objetiva de nuestro municipio, y cumpliendo también con el propósito de que como gobierno municipal nos habíamos marcado para hacerlo realizado por fin este equipamiento”
Según Montes, el encargo del Ayuntamiento de Ripollet “es un modelo muy diferente de la idea de residencia que la gente tiene preconcebida y, además, no es habitual, ni en Cataluña ni fuera”. El arquitecto explicó que “los habitantes disponen de un espacio propio, lo suficientemente amplio, donde pueden hacer vida y además el equipamiento está organizado de una manera que existe un alto grado de libertad para decidir qué grado de socialización quiere tener y tiene muy en cuenta el nivel de dependencia que pueda tener cada persona que vive en él”. Se trata así, de un proyecto no sólo en beneficio de las personas que lo gozarán directamente, sino también del barrio y de la ciudad, capaz de tejer sinergias con el tejido social y cultural.
Cada una de las habitaciones o pequeñas viviendas están agrupadas en torno a patios, en unas unidades de pequeño claustro de 12 o 13 habitaciones, constituido el primer nivel, de vecindad cercana, con espacios de relación y estancia. Unas habitaciones que podrán personalizarse con objetos personales y compartir ratos de intimidad con amigos y familiares. Las unidades de convivencia son unidades que disponen de todos los servicios, con punto de control, todo el personal dedicado estrictamente a la atención de las 25 personas que viven en él, formadas por dos unidades de vecindad cercana. El objetivo es equilibrar y dimensionar las prestaciones y personal de atención de cada unidad y conseguir un ambiente íntimo, huyendo de la sensación de estar en un hotel o institución. El conjunto del equipamiento incorpora el centro de día, locales para entidades, y los servicios comunes de la residencia, cocinas, salas de fisioterapia, atención médica, salas polivalentes y una peluquería.
El proyecto también incorpora una superficie total de 9.000 m2 de espacios exteriores, de los que una parte serán públicos, abiertos a la calle. Se trata de dos plazas, una vinculada al acceso ya los locales para entidades, con un carácter más urbano, y una segunda, más en relación con el instituto escuela y la guardería, con la voluntad de que sea el nexo de unión entre las distintas generaciones. También existe una parte interior, con una gran diversidad de paisaje, con espacios exteriores más propicios para los meses fríos y otros sombríos adecuados para los meses cálidos.
Otra parte estará dedicada a la huerta, tanto de hortaliza, como de flor de corte y árboles frutales, que son actividades muy beneficiosas para la salud de las personas mayores y que pueden ayudar a propiciar el intercambio generacional.
El proyecto también busca mejorar las condiciones climáticas del edificio y de su entorno, creando un refugio climático, a partir de generar la máxima biodiversidad y aprovechar las cubiertas de los edificios para acoger un huerto solar que produciría energía fotovoltaica, que podría llegar a generar un excedente y reducir el gasto energético de los equipamientos cercanos.