Hubo un lumbreras un día
que exprimiéndose los sesos,
vio que la intimidad
era una fuente de ingresos
y empezó a buscar famosos,
para sus experimentos.
Puso en marcha editoriales
de prensa color de rosa,
donde el morbo destapase
a famosos y famosas
que mostrasen el trasero,
y hasta alguna otra cosa.
Nacieron los paparachis,
para destapar la olla
hábiles en camuflarse,
para mostrar sus historias;
sin más norte que la “tela”
teñida color de rosa.
La intimidad del famoso
ya estaba así perseguida
y a pesar de las querellas
el negocio prometía;
que el morbo era la fuente
de la meta perseguida.
Francisco Barbachano