Lo prometido es deuda
y tras el veraniego descanso,
mis ripios y el que suscribe
les dan un apretón de manos;
deseando hayan pasado
un venturoso verano.
Los calores y tragedias
han pretendido amargarnos;
a veces los han conseguido
porque el mal es muy villano.
Ojalá amigos míos,
que no les haya afectado.
En puertas ya del otoño
el panorama no es bueno.
El mundo está enloquecido
y causa desasosiego.
por más que ansíes lo blanco
todo es de color negro.
Espero que mis ripios
sean portadores de afecto;
que les complazcan a todos
ya que este es mi deseo.
Hoy nueve de septiembre;
mis ripios han vuelto.
Francisco Barbachano