En el pueblo y la ciudad
recordamos nuestros barrios;
hoy ya todos asfaltados
aunque sigan trasluciendo
sus viejos adoquinados,
donde los motociclistas
se pegaban el sopapo.
Barrios de gran solera
son nostalgia del pasado.
En ellos vinimos al mundo
yendo a la escuela del barrio;
donde jugamos de chicos
y hasta algunos se casaron.
Barrios de nuestros pueblos
casi, casi, ya olvidados.
Son las penas y alegrías
de aquellos tiempos de antaño,
que alguna vez, la nostalgia,
nos hace aún recordarlos.
El mundo ha cambiado tanto,
lo cual es lógica pura,
que recordar es vivir
pese a que ya somos viejos.
Simples historias de ayer
de nuestros barrios añejos.
Francisco Barbachano