Si en vez de misiles
lanzaran poemas
es seguro que, gratas,
serían las guerras
y hasta voluntarios
habría en todas ellas.
Disparos dialécticos
para el enemigo
que se resistiera
a darnos cariño;
y ataques severos
escritos en verso.
Captar voluntades
para el ¡alto el fuego!
y bandera blanca
de amor placentero;
nada de elegías
que hablaran de muertos.
Muertes de amor
en los cementerios.
¡Que buen armamento
para las contiendas!
si fuese posible
usarlo en las guerras.
Francisco Barbachano