
Cuando visitamos Barcelona, además de centrarnos en la visita de la ciudad y sus innumerables atracciones, merece la pena hacer la visita al cercano macizo de Montserrat donde se encuentra la famosa basílica dedicada a la Virgen del mismo nombre.
El macizo está formado por enormes formaciones rocosas redondeadas que forman un paisaje magnífico culminado por el pico Sant Jeroni.
A 1236 metros de altura, se trata de un lugar perfecto desde el que visualizar una gran parte de Cataluña: Es posible vislumbrar desde la lejana Mallorca (se intuyen a lo lejos los picos de la sierra de Tramuntana) hasta los Pirineos.
El viaje desde la capital es sencillo, apenas 60 km de buena carretera que se hacen en apenas una hora en coche.
Si estamos de visita en la ciudad y no tenemos un coche a nuestra disposición, podemos tomar autobuses directos u optar por una excursión con todo incluido en la que no tener que preocuparnos por nada más.
Qué hacer en Montserrat
1.- Subirse al funicular.
La forma más original y divertida para visitar el monasterio de Montserrat es con el funicular, también llamado Aeri de Montserrat.
Un teleférico que parte desde el cercano pueblo de Monistrol de Montserrat y que emplea únicamente 5 minutos en cubrir la subida de 1350 metros.
Las vistas panorámicas desde aquí son indescriptibles y maravillosas. Sale cada 30 minutos y el precio es de 9,10€/trayecto.
El conjunto por entero merece la pena ser visitado. La unión de naturaleza, vistas, cultura y misticismo lo hacen uno de los lugares más visitados de Cataluña.
2- Visitar la Basílica.
Ya en 888 el conde Guifré el Pilós mandó erigir una modesta e inicial ermita a raíz del descubrimiento (según cuenta la leyenda) por parte de dos niños de una imagen de Santa María en una cueva cercana.
Empezó aquí una tradición mística religiosa con el lugar que ha llevado durante los siglos a ser punto de peregrinación constante de fieles de todo el mundo.
La basílica ha sido reconstruida varias veces debido a que ha caído pasto de las llamas en más de una ocasión. Estas reconstrucciones han ocasionado que se puedan encontrar mezclados diferentes estados arquitectónicos en su interior: estilos como el renacentista, románico o gótico conviven dentro de la basílica.
3.- Ver a la Moreneta
La que es la verdadera protagonista en la basílica es la talla de la Moreneta fue descubierta por unos pastores en el interior de une cueva en el Siglo IX. Allí, de repente vieron una luz brillante que les indicó dónde encontrar la talla.
Quisieron transportarla hacia el cercano municipio de Manresa pero la figura se hizo tan pesada que lo consideraron una señal. En ese momento decidieron erigir un monumento en este lugar.
La talla, particularmente peculiar debido a su color totalmente negro se dice que posee el don del poder curativo místico, protegiendo a las personas de energías negativas.
Debido a su popularidad, es recomendable consultar previamente los horarios ya que suele haber picos de mucha afluencia durante el día. El acceso a la virgen se realizar cruzando toda la basílica y subiendo unas pequeñas escaleras.
5- Descubrir la Escalera del Entendimiento.
Ubicada en la plaça dels Apòstols, se trata de un monumento artístico erigido en homenaje al teólogo y literato de la Edad Media Ramón Llull.
Se compone de 8 enormes bloques que representan distintos elementos: piedra, llama, planta, animal, hombre, cielo, ángel y Dios. No es recomendable intentar subir los escalones por su peligrosidad, pero las vistas y el monumento en sí nos hacen comenzar la visita con el ánimo de espiritualidad adecuado.