Dos son los espacios escogidos por el presidente Pedro Sánchez para defender los indultos a los políticos catalanes. El viernes el Cercle d’Economia y el lunes el Liceu. ¿Alguien piensa que es casualidad? Ni de lejos lo es. Esta todo premeditado dentro de la factoría Redondo y estos dos espacios son claves. Me explicaré.
El procés ha durado tanto tiempo porque el empresariado y la burguesía catalana le han dado el placed. Aquellas familias que dirigen y controlan la economía catalana desde hace muchos años -estaban ahí durante el franquismo- vieron en le procés un negocio. Ni más ni menos. A ellos siempre les ha movido lo mismo. Creyeron que, si bien Cataluña nunca sería independiente, si que se podrían conseguir toda una serie de prebendas que les permitiría ganar más dinero.
Por eso dijeron que eran independentistas familias que no lo han sido nunca. Han sido o han dicho que lo son por interés económico. Vieron negocio y apostaron por él. Algunos han jugado, como se dice en Cataluña, “a la puta y a la ramoneta”. Es decir, no han puesto todos los huevos en el mismo cesto. Ejemplo lo tenemos en medios de comunicación. Una misma empresa es propietaria de una cabecera independentista y otra contraria al procés. Lo mismo podríamos decir de las radios. También las empresas de alimentación. Con un sello marcadamente a favor del procés en Cataluña, y el mismo producto con la bandera de España para no perder mercado. Así ha funcionado, funciona y funcionará todo este rancia sociedad catalana que fue monárquica, republicana, franquista, monárquica e independentista para seguirse lucrando.
Ahora las cosas han cambiado. El procés no es negocio. Ya no ganan el mismo dinero que antes. Se han dado cuenta que, si bien en un momento ganaron mucho dinero -no olvidemos el caso Convergència y el 3% en el cual todos estos estuvieron implicados directa o indirectamente, pues durante la época de Jordi Pujol vivieron muy bien e hicieron mucho dinero- ahora defender estos postulados no les beneficia. Al contrario, algunos han empezado a perder dinero. Y, como buenos empresarios, han decidido cerrar el negocio. Esto es, darle carpetazo al procés e iniciar un nuevo negocio. Porque “la pela es la pela”. El dinero es el dinero.
De ahí los indultos de Pedro Sánchez. No es un asunto baladí. No es casualidad que Javier Faus, presidente del Cercle d’Economia, le tendiera la mano a Sánchez y le dijera que reconocían el esfuerzo que hacia a favor de Cataluña. Por eso los empresarios avalaban los indultos. Por eso Antonio Garamendi dijo lo mismo. Ese peso específico que supone el mundo financiero y empresarial está con el presidente y la decisión de indultar a los políticos presos.
Este lunes Sánchez irá al Liceu para hablar de los indultos. El Liceu era el santa sanctórum de la burguesía catalana. Ellos lo levantaron. También, desde su reconstrucción, es el enclave empresarial. Sánchez va al Liceu para explicarles los indultos a la burguesía y a aquellos sectores claves en la vida social y económica catalana. No estarán ni Pere Aragonés ni Laura Borrás. Y es lógico. Ahí no pintan nada. Tampoco no pintan demasiado fuera.
Sánchez ha conseguido en pocos días tener a favor el empresariado y la burguesía catalana. Y, aunque no lo parezca, Sánchez sabe que con ellos a favor, el procés esta finiquitado. Ha durado gracias a ellos y serán los mismos que lo auparon los que dirán que se a acabado el juego. Ahora bien, estos indultos tienen un precio. ¿Cuál?
Ambos controlarán el futuro de Cataluña. Les han concedido los indultos y, ahora, tendrán que pagar el peaje que esto significa. Se han acabado las tonterías y perder dinero. A partir de ya, Aragonés o quien sea, se sentará y se irá olvidando de autodeterminaciones y referéndums. Les obligaran a cambiar de discurso, no por el bien de Cataluña, sino de sus bolsillos. Y lo vimos el otro día con Aragonés en el Cercle, al lado del Rey. Tonterías las mínimas. Es hora de imponer el “seny” catalán que lo habían perdido.
Por eso no es baladí la gira promocional del presidente Sánchez defendiendo los indultos. En 1848 el general Pavía, cuando le preguntaron cuando finalizaría la II Guerra Carlista en Cataluña contestó: “finalizará cuando ellos quieran”. La frase se puede aplicar hoy en día. El procés finalizará cuando los empresarios y la burguesía quieran. Y ya han movido ficha.
César Alcalá