Francisco Barbachano
 De que un día hay que morir
 es seguro y no es mentira;
 pero es muy desgarrador
 ver perder alguna vida
 más, si es persona entrañable,
 y una singular amiga.
  
 Cuesta escribir, cuando
 la emoción domina,
 y sin poder evitarlo
 la pluma sólo se inclina
 hacia el recuerdo constante
 de la persona perdida.
  
 Recuerdas tiempos pasados
 de medio siglo de vida,
 y hasta te cuesta creer
 lo raudo que todo camina:
 cincuenta años de historia
 entre penas y alegrías.
  
 Si, para que voy a engañarles.
 La tristeza de mis ripios
 no me es fácil ocultarla
 por un inesperado adiós.
 Cual paloma, una Rosa,
 alzó el vuelo hacia Dios.
  
Francisco Barbachano