Como si de un cónclave se tratará, el lunes a primera hora, después de despuntar al alba, hemos tenido fumata blanca. Después de tres meses y tres días, ERC y Junts se han dado el abrazo del oso y han decidido emprender el camino juntos. Mejor deberíamos decir, continuar el camino, porque desde 2012 conviven juntos en el Parlament y el Palacio de la Generalitat.
A 9 días de repetir elecciones han decidido dejar de hacer el ridículo y repartirse el dinero. Si uno se fija en la nueva composición que tendrá el futuro Govern, tenemos un cambio de cromos, nada más. En la anterior legislatura Junts tenía la presidencia y ERc la vicepresidencia. Esta vez es al revés. Salud era de ERC, ahora es de Junts. Y así podríamos seguir. Con lo cual nada a cambiado y todo sigue igual.
Gobernar no lo harán. Llevan casi 10 años gestionando la Generalitat y aún no han aprendido. Y no aprenderán. Un ex president que acabó harto de los suyos (ERC) y de lo que luego seria CiU, dijo que “en política se puede hacer todo, menos el ridículo”. Hablo de Josep Tarradellas. El presidente innombrable, que le rinden homenaje más por respeto que por otra cosa. Le rinden más pleitesía a Rafael Casanova -que se convirtió en butifler- que a la persona que, con sus gestiones, ha posibilitado que los actuales vivan de la política.

Como es de esperar, al renunciar Tarradellas a la secretaria general de ERC en 1956, al enfrentarse a los nostálgicos de este partido, al haber aprendido de sus errores, los actuales no lo consideran el primer president de la Generalitat de ERC de la democracia. Tarradellas no lo es y no lo será. Por eso ya se están poniendo palote al pensar que Aragonés es el heredero de Macià y Companys. A Irla tampoco lo nombran porque desconocen lo que hizo. Sabemos quienes fueron Macià y Companys y el mal que hizo el último. Aragonés ha demostrado que esta ahí porque uno, en un partido, con los años va ascendiendo y ha tenido la suerte de conseguir un cargo -que nunca esperaba tener- porque los herederos naturales o están en la cárcel o huidos.
Aragonés no pasará a la historia como un gran gestor No será ni Adenauer, ni de Gaulle, ni Churchill. Su labor es seguir los mandatos del que manda, Junqueras. El será una marioneta y el plancha camisas que cumplirá su papel y, en agradecimiento, cuando se le acabe la poltrona, tendrá una paga vitalicia. Así pagan los independentistas a aquellos que le son fieles. Con cuarenta y pocos años se puede convertir en un jubilado de lujo. Así todos montamos una revolución.
Evidentemente Pere Aragonés y Jordi Sánchez han hablado de autodeterminación, procés, secesión y todos los mantras que les encanta proclamar a los cuatro vientos. Y serán eso, proclamas al viento, porque no harán nada. En la época de Companys se puso de moda dejar pasar el tiempo, esperando que las cosas se arreglen. Más por la incompetencia de Companys que por las dificultades en ejecutarlas. Ahora ocurrirá lo mismo. Y es que la realidad es muy cruel. Fuera de todos estos mantras hace mucho frío. Se vive muy bien viviendo de la independencia que en la independencia. Porque, claro, si ahora no saben gestionar, el miedo de hacerlo en un país independiente les da terror.
De este nevo pacto sólo hay un tema peligroso. Le han concedido a Junts la Vicepresidencia de Economía y Hacienda. Con toda probabilidad el cargo lo ocupará Elsa Artadi, la niña radical-pija de Carles Puigdemont. Artadi se ha convertido, desde hace tiempo en la papisa del Palmar de Waterloo. Y el problema no es que esta postconvergente sea la nueva vicepresidenta del Govern. El hecho es que, como Aragonés, será la marioneta de Puigdemont. Y lo peor de todo esto es que Artadi asumirá cómo distribuir los fondos europeos.
Esto es lo más preocupante. Se pone en manos de Puigdemont la capacidad de estructurar el futuro de Cataluña. Una persona fugada de la justicia, que no ha sido elegido president, que el se cree ser superior, que tiene problemas patológicos al creerse lo que no es, gobernará la economía de Cataluña. Esto es surrealista. Realmente surrealista.
Cataluña esta avocada a la autodestrucción económica. Ya no digo social, sino económica. Y el problema es que, como es un ser en la sombra, nadie podrá hacer nada y negarán que sigan sus instrucciones. Si, estando en la Generalitat, desviaron dinero para el procés, ¿qué no harán ahora con los fondos europeos? Y mientras tanto el resto, viéndolas venir. ¡Una delicia!
César Alcalá