César Alcalá

En Cataluña vivimos una situación rocambolesca. El 14 de febrero se votó, a pesar de la pandemia, porque alguien dijo que se acababa el mundo. Si no se hacía aquel día, no se podría seguir gobernando. Han pasado casi 3 meses y la situación es la misma. Los que ya gobernaban, lo siguen haciendo. Nada ha cambiado y Cataluña no tiene un nuevo gobierno. Tiene lo de siempre, un grupo de pastorcillos que se consideran dueños de la parcela y no se la quieren dejar a nadie.

Y la prueba es la declaración hecha este pasado sábado por ERC. Han hecho pública su intención de gobernar en solitario, sin tener a Junts dentro de la Generalitat. Eso sí, no pierden la esperanza de seguir gobernando. Esta afirmación es contradictoria desde el momento que uno la pronuncia. Si quieres gobernar sólo, ¿por qué seguir negociando? Si uno toma una decisión, ¿por qué preocuparse de los otros?

La realidad es que este órdago no se lo cree ni ERC. Necesitan a Junts para gobernar. Como mínimo necesitan de sus votos para poder coronar a Aragonés como el rey del absurdo. Porque eso es lo que son, una panda de espectros absurdos que intentan sobrevivir y seguir en el poder para no perder su status social, que no político. No saben gobernar, no tienen ni idea, pero, eso sí, les encanta hacer ver que lo saben hacer y, cuando se equivocan, la culpa es de Madrid. Ahora toda la culpa la tiene Ayuso, porque está de moda.

Lo más surrealista de este anuncio de ERC no es que quieran gobernar en solitario. Es el hecho que no ganaron las elecciones. Las del 14 de febrero las ganó un señor del PSC llamado Salvador Illa, que sacó 34 escaños. Ellos obtuvieron 33. Esto no les importa. ¿Quién es Salvador Illa? Un outsider que les ha intentado arrebatar el chiringuito. Como dice Shakespeare en Macbeth: “¡La vida no es más que una sombra que pasa, un pobre cómico que se pavonea y agita una hora sobre la escena y después no se le oye más…; un cuento narrado por un idiota con gran aparato, y que nada significa…!”. Cambiemos “vida” por “Illa” y tenemos lo que de él piensan.

Todo lo que no sea ellos no sirve, no existe. Ellos decidieron que o ERC o Junts se repartirían el pastel y que el resto de los participantes, en aquel teatro democrático llamado elecciones, no existía. Nunca consentirán un pacto PSC con los Comunes, con la suma de otros partidos para darles la mayoría. Esto es inconstitucional. Tampoco que PSC gobierne en solitario. Y no digamos otras combinaciones. Todo es absurdo para ellos. Se creen en posición de la verdad y que están por encima del bien y del mal.

Y mientras tenemos en Cataluña una perspectiva que no va más allá de la nariz de algunos, las cosas continúan en decadencia. Sin gobierno, sin saber gobernar, sin importarles lo que pasa y con la única preocupación de conseguir la independencia. Eso si que lo tienen muy claro. El futuro de Cataluña pasa por ser un país independiente gobernad por ellos.

Ante esta perspectiva es mejor decir: “por favor, que nos quedemos como estamos”. Si estos inútiles tienen que gobernar Cataluña, y han hecho bien las personas que se han marchado, las empresas que han cambiado su domicilio fiscal, haberlo hecho. Cataluña quedará como un solar. No saben gobernar los de ahora, ni los que están en la cárcel, ni los que puedan venir. Al menos, con todos sus fallos, Pujol fue un estadista. No se puede decir los mismo de los actuales. No ganarían ni una partida de las damas, ni al parchís.

Y aún se están discutiendo de quien gobierna. Aún siguen creyéndose que España les roba, que los persigue porque son seres superiores, que el resto les tiene manía, que son los salvadores de la patria. No hace muchos días un “intelectual” como Gabriel Rufián se atrevió a comentar sobre la victoria de Isabel Díaz Ayuso: “Suerte, Madrid. La vas a necesitar”.

Como alguien se encargó de recordarle: “Catalunya es un feudo de burgués nacionalcatólico con 40 años de gobierno pujolista-jxc, recortes en Sanidad y sede de la Patum con sus obispos y con sus pubilles y las plegarias de todo el Govern en Montserrat por los presos”.

Cataluña a diferencia de Madrid, necesita suerte para superar este periodo tan nefasto política y socialmente. Necesita suerte para salir del lado oscuro y recuperar la coherencia. Necesita suerte para que, finalmente, alguien con ideas tome las riendas de la Generalitat. Necesita suerte para ser lo que fue. Vivir en Cataluña es muy difícil y estos pseudo gobernantes cada vez lo hacen más complicado. Cataluña no se merece políticos como Rufián. Ahora bien, mientras no se imponga el seny, nunca tendremos un ejemplo democráticos como el pasado 4 de mayo con Díaz Ayuso.

César Alcalá