Ya tenemos constituida la Mesa del Parlament de Cataluña en su XIII Legislatura. Esto no significa nada. En su momento también se constituyó y no se consiguió proclamar al candidato a la presidencia de la Generalitat y, al final nos colocaron a Carles Puigdemont y posteriormente a Quim Torra. En definitiva, este trámite se tenía que llevar adelante, pero esto no significa que la legislatura arranque. Aún hay posibilidad de repetir elecciones. Lo cual nunca es descartable, y menos en Cataluña.
Se ha escogido a Laura Borrás. No por aclamación, sino en segunda ronda. Esto no es una novedad. Este personaje imputado por “darle de comer a un amigo” cuando era directora del Institut de les Lletres Catalanes, se ha convertido en el segundo personaje más importante de Cataluña. Eso sí, con una serie de connotaciones y restricciones. ¿Qué quiero decir?
La señora Borrás que, por cierto, necesita un estilista con urgencia, al tomar posesión de su cargo dijo que el Parlament es soberano y puede decidir todo ya que no está subordinado ni a las leyes ni a los jueces. Aboga por un gobierno eficaz para tener más votos y negociar con fuerza con Madrid en la mesa de diálogo. Es la misma matraca de siempre, la cual esconde una gran mentira. ¿Cuál?
Hemos dicho que la señora Borrás es la segunda personalidad en Cataluña. El primero será el representante territorial de Cataluña en España. Dicho de otra manera, el presidente de la Generalitat. Porque este personaje no deja de tener unas funciones delegadas, gracias al Estatut de Autonomía. Como se vio en 2017, el presidente del Gobierno puede destituirlo de facto. Lo mismo le puede ocurrir a la señora Borrás. Tiene más poder Meritxell Batet que ella. Batet si que es el tercer poder de España, no Borras, ni los otros presidentes de los parlamentos españoles.
Por lo tanto, el Parlament de Cataluña si que está subordinado a la ley y a los jueces. En primer lugar lo está al Estatut de Cataluña, el cual le da la potestad de ser presidenta del Parlament. De no existir este magno documento ello no hubiera sido elegida el pasado viernes. Y, por encima de él está la Constitución. Con lo cual tiene dos pilares muy importantes que vigilarán todo lo que ella haga. Evidentemente se los puede saltar a la torera, como hicieron Puigdemont y Junqueras. De hacerlo ya sabe dónde acabará.
El Parlament es soberano, cierto. Puede decidir todo, en parte. Lo puede hacer siempre y cuando se rija por las normas jurídicas que fueron aprobadas y forman parte de la jurisprudencia estatal. Luego habla de la mesa de diálogo. Una manera de menear la perdiz porque la señora Borrás, como todos los políticos catalanes, sabe perfectamente que la autodeterminación es una quimera. Nunca se producirá. No está reflejada en ninguna constitución europea. El único país que la recogía era la antigua URSS. Ahora bien, a ver quien era el guapo que la reclamaba.
Con su discurso nos damos cuenta algo que he repetido muchas veces: se vive mejor de la independencia que en la independencia. La señora Borrás puede decir lo que quiera en contra de España. Puede ningunear, insultar y menospreciar a todo y a todos. Está en su derecho, porque vivimos en una democracia. Otro punto a favor de las leyes que rigen nuestro país. Nadie es perseguido por su manera de pensar. Ni Junquera ni Puigdemont. Los políticos encarcelados están ahí por haberse saltado la ley, no por defender unos ideales. Si fuera así, todos estaríamos en la cárcel.
Pues bien, este país tan malo y represor como es España, gracias a la delegación de competencias que quedaron reflejadas en el Estatut de autonomía, votado por los catalanes y ratificado en el Congreso de los Diputados de Madrid, le va a permitir cobrar anualmente 155.570 euros. Esto significa 9.899,64 euros mensuales por 14 pagas. Puede pasar una buen verano y unas buans Navidades con casi 20.000 euros en el bolsillo. Viendo estas cifras, cuando una inmensa mayoría de catalanes y españoles son mileuristas, no nos queda más remedio que darle la razón: “Madrid nos roba y España nos persigue por nuestra manera de pensar”. ¡Cuántos quisieran ser perseguidos así mensualmente! Estamos rodeados de hipócritas que han visto en el procés un negocio muy rentable. Y la señora Borrás es una de ellos.
César Alcalá