Escuché una entrevista
que le hicieron al gran Illa,
y quedé maravillado
de lo bien que Illa mentía.
Le echó todos sus arrestos
con arte y con maestría.
Sus alabanzas más grandes
fueron para el maño Simón:
maño, porque nació en Zaragoza
y eso sí que es un honor;
otra cosa son sus pifias,
que de ellas hay un montón.
Dijo que se iba tranquilo
porque quedaba Simón
de gran prestigio europeo,
pues ese era su don.
Caray con Simón: experto
señor de la contradicción.
Es obvio que el ex de Sanidad
se ha convertido en estrella;
pero lo manejan con hilos
igual que una marioneta
Pedro Sánchez, el gobierno,
y hasta su amigo Iceta.
Francisco Barbachano