La última moda en España
se le llama mascarilla.
Las hay de todos colores
y dicen ser efectivas
para evitar los rebrotes
de esa eterna pesadilla.
Medida de precaución
para evitar el contagio;
pero resulta un tostón
chungo y carnavalesco,
ese incomodo bozal
de obligado cumplimiento.
Lo de pasar por el aro
es general condición;
de lo contrario, cien euros,
te recuerdan la misión
que has dejado de cumplir,
según la Administración.
Yo me pongo mascarilla
porque a mí me favorece.
Tengo varias de diseño
a cual más atractiva.
Y es que hay que ir a la moda,
que vivir son cuatro días.
Francisco Barbachano