Los vecinos de diferentes poblaciones del Vallès han alertado estos días de la gran presencia de mariposas y de polillas en los bosques y también en las zonas urbanas. Se trata no de una única plaga, sino de varias diferentes que este año parece que han coincidido en hacerse visibles con el inicio de las primeras temperaturas estivales. No se trata de un fenómeno nuevo, sino que se ha producido otros años. Las principales protagonistas de esta gran presencia de mariposas nocturnas son en esta ocasión la “mariposa del corcho” y la “mariposa del boj”. Las orugas de ambas mariposas están en estos momentos provocando serios daños en los bosques de encina y de boj ( Boix) del entorno. Se trata, pero, de mariposas inofensivas para la población.
El Parque del Montnegre y el Corredor detectó a principios de junio defoliaciones en los bosques a causa la oruga peluda del corcho. Estas orugas, que no causan ni alergia ni urticaria, pueden comerse las hojas tanto de alcornoques como de otros árboles, como los pinos. En un mes o mes y medio, sin embargo, la mayoría de los árboles y arbustos vuelven a recuperar la hoja, su vigor y el color verde habituales.
La oruga peluda (Lymantria dispar) es una especie autóctona que vive en los alcornocales y encinares. Cada cierto tiempo, estas mariposas que normalmente se encuentran en equilibrio en su hábitat, pueden tener crecimientos poblacionales muy importantes que pueden durar algunos años.
Tras estos crecimientos esta mariposa vuelve a tener densidades muy bajas y pasa totalmente desapercibida, explican desde el Parque Natural. Se desconoce cómo interactúan los diferentes factores que intervienen en las fluctuaciones de las poblaciones de Lymantria dispar, pero se sabe que son factores climáticos, por efectos de virus y por interacciones con parasitoides y depredadores como escarabajos y pájaros insectívoros o pequeños mamíferos.
Las orugas se alimentan principalmente de las hojas de los corchos o de las encinas, pero cuando tienen estas explosiones demográficas también llegan a defoliar la totalidad de las hojas de muchas otras especies de árbol como los pinos y, incluso, de las plantas del sotobosque. El aspecto del bosque después del efecto de las orugas es impresionante a nivel paisajístico porque queda toda la vegetación defoliada y el aspecto es similar a un bosque después de un incendio. Afortunadamente, entre cuatro y seis semanas después de estas defoliaciones, la mayoría de los árboles y arbustos vuelven a recuperar la hoja, su vigor y el color verde habituales.
PRESENCIA DE LA PLAGA DEL BOJ
Por otra parte Alerta Forestal ha detectado una importante presencia de la oruga del boj en la parte del Parque Natural del Montseny situado junto al valle del río Congost.
La oruga asiática, conocida como la oruga del boj, se está extendiendo en Cataluña a una «alta velocidad», y ha llegado, de momento, a una docena de comarcas desde su llegada en 2014. La mariposa ‘cydalima perspectalis’ comenzó a expandirse desde la Garrotxa, donde se cebó con los bojedales de la zona, y desde entonces también se ha detectado en las comarcas vecinas de Osona y la Selva, especialmente a Collsacabra y Guilleries, hasta el Montseny, el Pla de l’Estany, el noroeste del Alt Empordà y el Ripollès.
A fin de monitorizar su presencia, el año pasado se incluyó la alerta de la oruga asiática en la plataforma Alerta Forestal ‘impulsada por el Centro de Investigación y Aplicaciones Forestales (Creaf); los ciudadanos informan con fotografías en el caso de encontrar estas orugas, que se manifiestan especialmente en verano.
Técnicos forestales han explicado que hay que ver el nivel de afectación de esta plaga, relativamente reciente en Cataluña: «Hasta ahora los bojedales afectadas por la oruga han conseguido rebrotar, pero hay que ver si podrán continuar haciéndolo por tres temporadas más de afectación, porque no tienen una resiliencia infinita».