César Alcalá

Cuando uno lee o escucha las declaraciones de miembros de ERC -incluso Junts- se da cuenta que su discurso está caduco, antiguado. Que no ha evolucionado con los años y que se ha quedado anclado a una época que, si bien muchos han o hemos pasado página, salta a la palestra cada cierto tiempo con ese revisionismo histórico que huele a alcanfor. Cierta persona me dijo hace bastantes años: “la historia es como es y no como nos gustaría que hubiera sido”. Dichas palabras las escribió en un prólogo de uno de mis libros Santi Cucurella.

Recientemente el periódico El Independiente le ha hecho una entrevista a Marta Vilalta, portavoz de ERC. Dentro del contexto que ERC esta repitiendo hasta la saciedad, sus otros argumentos forman parte de un guerra civilismo caduco. Este discurso como diría un joven “no es moderno”. Y no se equivocaría. Pongamos varios ejemplos: “poner fin a la causa general contra el independentismo”; “pase página a la represión”; “presos y exiliados”. Vilalta, a parte, pide amnistía, autodeterminación y justicia.

La causa general se estableció después de la guerra civil por el Ministerio Fiscal. Creada el 26 de abril de 1940 para instruir los hechos delictivos cometidos en todo el territorio nacional durante la dominación roja. Si, en aquel momento la Causa General se incluye en lo que conocemos como propaganda franquista, ahora podemos decir lo mismo. Es propaganda independentista. Utilizan estas dos palabras porque saben que esto aún pellizca algún corazón. No fueron pocas las personas que pasaron ante los diferentes ministerios fiscales distribuidos por toda España. Fueron muchos y también muchos los encausados. Aunque ERC sabe perfectamente que no se ha abierto una Causa General contra el independentismo -se juzgó unos echo políticos contrarios a la normalidad constitucional establecida en España- estas palabras les sirven para maximizar un hecho del que muchos ya han pasado página. Pero ellos necesitan seguir con este lenguaje para reafirmar un discurso en franca decadencia.

“Pasar página”. Cuando terminó la guerra civil hubo un decreto por el cual, el primer diario de la nueva época tuviera la numeración siguiente al último aparecido antes de estallar la guerra. También se puso la cuenta atrás en el calendario y pasamos a vivir en el año 0 del nuevo orden establecido. Incluso se prohibido hablar de lo sucedido. A pesar de ese intento de pasar página, la realidad era muy tozuda y no era tan fácil. También se pidió pasar página durante la Transición. Lo pidieron algunos que habían participado directamente en la guerra civil y otros que eran hijos de ella. Ahora, para ERC pasar página es olvidarse de lo que ocurrió. Pero repito, la realidad es muy tozuda. No es tan fácil olvidar lo ocurrido en 2017. Y más cuando personajes como Elisenda Paluzie o Marta Vilalta quieren pasar página a su favor. La diferencia es que, por ejemplo, durante la Transición se quiso pasar página era verdad. Ahora quieren que todo vuelva al 2017, recuperando las persona que hay en la cárcel o huidas al extranjero, para empezar de nuevo su “cruzada” -termino muy guerra civilista- contra España.

Los términos “presos políticos” y “exiliados” son parte de toda esta terminología. Ninguno de los que están viviendo fuera de España es exiliado, pues no hay exiliados. Los hubo durante la II República y durante el Franquismo, pero hoy en día no. Los que decidieron huir es porque tenían miedo de acabar en la cárcel. Porque tenían miedo, no por valentía. Tampoco hay “presos políticos”. Hay políticos presos porque se saltaron las dos leyes fundamentales que rigen nuestra democracia: la Constitución y el Estatut d’Autonomía. De no haberlo hecho las cosas serían muy diferentes.

Así pues, tenemos una amalgama de discursos caducos que no conducen a nada. Sólo al victimismo de unos. Porque eso sí, esta es una constante de independentismo. Padecen el efecto Calimero. Aquel pato con plumaje negro que siempre repetía: “Nadie me quiere porque soy pequeño y negro…”. Pues estos lo mismo. Nadie los quiere, los encarcelan, los persiguen, abren causas generales, tienen presos políticos y exiliados y no les dejan pasar página. Así podemos definir a un independentista. Persona negativa por defecto, que difícilmente puede sacar adelante sus propósitos, porque su negatividad les impide ver más allá de sus ojos. El confinamiento lo único que ha demostrado es que su discurso se ha picado como el vino. Y un vino picado o se convierte en vinagre o se deshecha. Ellos no sabemos en qué se convertirán.

César Alcalá