Roberto Giménez

Hoy no quiero hablar del monotema que nos tiene tristes a las personas y
hasta los animales domésticos porque enfatizan con sus amos.
Que todos los medios de comunicación, grandes y chicos, nos tienen
puntualmente informados. Me siento orgulloso de mis compañeros periodistas porque están en el segundo frente de la batalla muy violenta, tras los héroesque son todos los sanitarios.


Tengo una joven sobrina en el Arnau de Vilanova, que lee todas mis cartas, me es fiel, le mando un besazo además de su entrega profesional ha tenido que
suspender su boda, una más, prevista para medianos de abril.
La única noticia positiva del día, todos los días tienen alguna como saben mis
lectores, es que esta mañana a las diez, buena hora, nos ha despertado una


preciosa vecina con una guitarra y EL RESISTERÉ el himno oficial de Dúo
Dinámico, su contribución simbólica, para luchar contra el puto virus que nos
está amargando la vida en este maldito 2020. Estoy seguro que mientras dure
ésta Ley de Alarma lo repetirá…
Quiero hablar de una cosa más prosaica para rebajar la tensión ambiental en
esta primavera de luto para miles de familias españolas que todos tenemos
una moral de victoria, y que nos comportamos como una nación como un solo
en cuerpo en posición defensiva, en una muralla que vencerá en el dolor por
todos lo caídos ante la marea oriental, espero que algún día se conozco la
mano negra que ha esparcido esta neo peste. No quiero especular para no
hacer daño a nadie…


Un buen amigo de Barcelona que había trabajado en la banca (mi antigua
profesión hasta hace veinticinco años, también he sido monaguillo de la
Catedral de Lleida) me aconsejaba que pasará de la cotización de los valores
de la flor y nata de las empresas del IBEX 35. Nunca había pensado en esto en
el que tanto piensan los ricos, alguna ventaja tenemos los que no lo somos.
Nunca he sido el avaro de Moliére sino soy su contrario. Hay dicho que
mosquea a los ricos cuando se los diga y me gusta tocarles las narices: ‘eres
tan pobre, tan pobre, tan pobre, que sólo tienes dinero…’. A los millonetis les
cabrea, pero mis lectores saben que tengo un ramalazo provocativo, me gusta
poner gotas de limón con mis queridas letras…


No tengo la mentalidad de los presidentes americano, británico o brasileño (son
de la misma cuerda). Me interesa más el dolor de las pérdidas humanas…
Me interesa la economía no por mi, sino por nuestros hijos…

Roberto Giménez