Francisco Barbachano
 Mañana pondremos fin 
al penúltimo mes del año:
un noviembre muy movido
y especialmente extraño;
que ha afectado, como siempre,
al sufrido ciudadano.
 
Resulta casi imposible
señalar a un culpable,
pues son muchos los frentes
que arman esos desmadres;
el caso és qué, el noviembre,
ha rayado el desastre.
 
Golfos desenmascarados;
abrazos de conveniencia;
violadores sentenciados
y difícil convivencia.
Un noviembre tan nefasto
que invita a ser olvidado.
 
Pero me temo, muy mucho,
que no habrá tregua en diciembre.
Que los otros y los unos
y los unos y los otros,
al no estar por la labor
armarán más alborotos.
 
Francisco Barbachano