Desvalijar los comercio y destrozar pavimentos no es acto independentista y no hay que guardar silencio; pues salta bien a la vista, que és obra de delincuentes.
Esquerra Republicana y Juns per Catalunya aunque hagan el paripé es claro que no se tragan; pero se les ve el plumero y sus ansias poder.
Ni Puigdemont, ni Quin Torra, son bien vistos por los suyos. Los soportan, por ahora, para evitar más barullos; pero es obvio que están hartos según confiesan algunos.
Catalunya ha llegado a un extremo tan nefasto que a los culpables vándalos hay que desenmascararlos. Sean ellos, quienes sean, son vergonzosos sus actos.