Les decía al despedirme el dos de agosto pasado que se avecinaban tiempos calientes y complicados; y disculpen la inmodestia por no haberme equivocado.
De vuelta de vacaciones poco, o nada ha cambiado; pues ha habido de todo y malo, tal como estaba cantado: irse hoy de vacaciones, es un continuo calvario.
Huelgas en los aeropuertos, incendios, RENFE continuos paros; peleas inesperadas y robos incontrolados; es decir, una vergüenza, en época de descanso.
Tristemente va en aumento cada año el descalabro; que disfrutar del verano es un riesgo anunciado, pues, o aparece un milagro, o, a jorobarse ha tocado…