El pasado viernes 10 de mayo, coincidiendo con el inicio de la campaña electoral, la Asociación de Vecinos de La Torreta y la Plataforma Todos por La Torreta, celebraron su primera junta general. Al acto asistieron más de un centenar de vecinos del barrio para escuchar y debatir sobre los temas que consideran prioritarios del barrio.

Tanto en la mesa presidencial como en una de las paredes había una serie de carteles que expresaban claramente el sentimiento de este barrio con respecto a la actuación política llevada a cabo en los últimos tiempos y, en concreto, en los últimos 4 años. Se podía leer: “Ser socialista no quiere decir ser socio listos PSC-ERC para tener buen sueldo”; “Los otros lo han hecho mal, pero vosotros no habéis hecho nada”; “¿Cuántas veces tenemos que pagar las intervenciones que se han hecho en el barrio?”.

La asamblea se estructuro en una serie de ponencias leídas por los miembros de la Plataforma. Cada uno de ellos trató aquellos temas que llevan meses reivindicando y que están quedando en el olvido por parte de los políticos o que no han sido tratados como los vecinos de La Torreta desearían. En la asamblea sea hablo de: agua potable y el peligro del amianto en unas tuberías que llevan 48 años en funcionamiento, cuando por normativa tendrían que haberse cambiado hace años; el torrente y las plantas que crecen a lo largo de él siendo un peligro; el terreno sobrante de la escuela; el eje cívico que lleva más de un mandato encallado-; la seguridad pública y la limpieza del barrio; los peligros viarios de las calles Venezuela y Granada; la urbanización del pasaje España -una reforma enquistada también desde hace varios mandatos-; la carretera de Vallderiolf y Can Granota; la comunicación con la administración; y la poca información que se recibe por parte del Ayuntamiento.

A la largo de la asamblea se lanzaron una serie de mensajes que calaron entre los asistentes. El primer de índole económico: “en las arcas del Ayuntamiento hay 7 millones de euros para hacer cosas”. Otros dirigido, principalmente al ex alcalde Albert Gil, que en 3 años de mandato muchas buenas palabras, pero pocas realidades; y finalmente una a nivel vecinal: “los políticos de La Roca del Valles no nos escuchan”. Finalmente una esperanza, que todas sus reivindicaciones sean escuchadas y llevadas a término en el próximo mandato.