Con un redito goleador de tres goles, el gran Barça, es del todo incomprensible quedar descalificado. ¡Bravo pues al Liverpool, porque eso merece un bravo!
No ha quedado en el tintero ni tan solo un adjetivo, para calificar el encuentro desastroso de unos divos qué, absorbidos por el clima, se nos quedaron dormidos.
Pedir perdón es honesto pero no consuela a nadie. Tampoco las autocriticas evitan esos desastres; que un equipo como el Barça, ha de evitar los desmadres.
El cabreo general del “cule” decepcionado, ha de pasarle factura a tanto privilegiado. Todos son grandes figuras: pero eso hay que demostrarlo.