Francisco Barbachano
Fue aquel once de Marzo
un día aciago y maldito,
cuando en Madrid, aquel tren, 
fue condenado al martirio;
que fue muerte, y sólo muerte,
lo que al mundo puso en vilo.
 
Han pasado quince años
de aquel cruel desatino;
pero jamás se ha olvidado
pese al tiempo trascurrido;
que fue sólo crueldad,
lo que sembró el terrorismo.
 
¡Maldito sea, maldito!
que és maldito el terrorismo:
ya sea yihadista,
o bien sea de otro signo;
que España tiene experiencia
de tanto terror sufrido.
 
Quisiera yo con mis ripios 
traer consuelo a los vivos,
de aquellos casi doscientos
muertos, a mitad del camino:
seres amados por todos,
de tan funesto destino.
 
 
  Francisco Barbachano