En ese gran circo humano lleno de farsa y mentira todos nos volvemos buenos celebrando que, El Mesías, cada año en diciembre pretende unir las familias.
Pese a todo, se és consciente de que algo se debilita; que la fe ha decrecido con el paso de los días; y que el mundo ha cambiado porque eso és ley de vida.
Creyentes y no creyentes celebramos estas fiestas; unos por convencimiento y otros por sus intereses; pero me inclino a pensar que eso mejora a las gentes.
Por ello una vez más deseo a todos ustedes, una Feliz Navidad y un Año Nuevo con creces; que aumente dicha y progreso y crezca la FELICIDAD.