Francisco Barbachano

Que el Supremo titubeé
ante el tema hipotecario
está claro que inquieta,
al sufrido ciudadano
que és, como es bien sabido,
el que siempre paga el pato.

El frenazo del Supremo
y después su marcha atrás,
ha dejado su prestigio
dudoso y de poco eficaz;
y eso és un flaco favor,
a tan alto tribunal.

Sin dar ni quitar razones
és obvia la adversidad
y le ha tocado al Supremo
tener que deliberar.
Quince a trece han decidido,
al tonto que ha de pagar.

En política y justicia
lo que se ha puesto de moda
es cambiar de opinión
pues és condición española.
En España el desconcierto
es tan normal, que hasta mola.

Francisco Barbachano