
És del todo evidente
que el pueblo está cansadísimo
de tanto desaprensivo
y derroche de “chorizos”.
Tarde madrugada y noche,
y el cuento siempre és el mismo.
Mete la mano en la caja,
desde el más tonto, al más listo.
Hay quien convierte la playa
en cementerio amarillo,
y quien predicando pobreza
se instala en el paraíso.
Ya los jueces y fiscales
a la calle se han lanzado,
para reivindicar más medios,
más dinero, y mejor trato.
Y del ciento cincuenta y cinco
los vascos pasan de largo.
Los políticos de turno
no recortan sus salarios;
que ese tema para ellos,
no está ni en los diccionarios.
Discúlpenme, el palabro:
pero eso és un gran coñazo!
Francisco Barbachano