No me hace ni puñetera gracia que hayan puesto en la trena a los lideres indepes. No porque sea ‘equidistante’ como el viernes explicó Carles Francino en su vespertina La Ventana de la Ser. En este asunto ser equidistante es no tener corazón, o no utilizar esa palabra correctamente, porque la RAE dice que es ‘igualdad de distancia entre dos o más puntos o cosas’, y un catalán no puede ser indiferente entre un asunto que rompe el corazón de Catalunya digamos que en dos mitades. Esta declaración bien intencionada es farisaica: no quiere que se te enfade los cientos de miles de catalanes que le seguíamos los fines de semana en TV3.
No me hace ninguna gracia que Jordi Turull y Josep Rull estén en Estremera no porque los conozca personalmente, ni me importa que se pasen una temporada en la trena. No me gusta por un asunto de formal: no han sido condenados por los delitos cometidos, sino porque como no soy equidistante cuando en el verano volvamos a votar los indepes y los aquejados de independitis, los resultados se repetirán.
La diferencia entre unos y otros es que Turull y Rull son de piedra picada, pero la mitad de convergentes han sufrido una mutación desde septiembre de 2012…
También es cierto que la última fugada, Marta Rovira, no les ha hecho ninguna gracia. ¡Maldita gracia les ha hecho! Y especialmente a Oriol Junqueras cuando la secretaria general de su partido defienda la República catalana en el exilio desde Bruselas. El presidente del TS no podía permitirse quedar en ridículo con fugados…
En julio todos los que les votaron el 21D volverán hacerlo, y su electorado no les castigara por el engaño del 27-O al haber proclamado la República Catalana de forma simbólica, como declararon ante el juez Llarena del Supremo, jugando con los deseos de los indepes y los independitis de nueva generación afectados por el humus ambiental de las clases medias catalanas.
Las clases altas y las clase bajas, extraño maridaje, no lo son…
En julio estaremos igual porque los medios públicos de la Generalitat y los estómagos agradecidos por las generosas subvenciones que les permiten vivir con independencia de la audiencia que tienen, mantendrán el fuego heroico de luchar contra el franquismo, ahora encarnado en otro gallego. Y Lluis Llach convertirá en viejos adolescentes a los que hace cuarenta y cinco años cantaban l’Estaca…
La TV3 de Sanchís, Mónica Tarribas, Pilar Rahola y la banda de Albert Soler ponen toda la leña en el asador. No sólo en las ‘equidistantes’ tertulias sino en algo tan inocuo como la información del tiempo.
Desde hace unas semanas tras dar la previsión para los Països Catalans, continúan con la información de Europa empezando por Madrid, París, Londres y Berlín…
Roberto Giménez