Francisco Barbachano

Se afirma sin mucho esfuerzo
que la gala de los Goya
un año más, fue una coña,
y casi un acto funesto.
Reivindicar a la mujer,
merecía más esfuerzo.

Ni el desfile de abanicos
evitó el aburrimiento.
Fue velada incongruente
y muy flaca de talento.
pobre, muy pobre el guion
y los presentadores, cero.

Le llaman “el cabezudo”
a la insigne estatuilla:
¡si Goya pudiese hablar,
sabe Dios lo que diría;
pues utilizan su gloria
sin coherencia, ni medida!

En resumen: el gran Goya
fue para la incoherencia.
Para honrar a la mujer
y premiar sus valores:
¡Dejarse de tonterías
mediocres organizadores!

Francisco Barbachano