Francisco Barbachano

Una sonrisa, un ¡te quiero!
una carta inesperada
o, cuando suena el teléfono,
esa palabra de aliento
tanto tiempo esperada,
pero que nunca llegaba.

Ese retrato de antaño
color sepia, amarillento,
recordándonos la fecha
de un casi olvidado evento
o aquel día que fue grande,
siendo ahora tan pequeño.

El reloj que se paró
el día de aquel encuentro
o, aquella despedida,
que habita en el pensamiento
pues a pesar de los años,
está vivo aquel momento.

Son esas pequeñas cosas
las que mueven sentimientos;
las que siempre permanecen
en un rincón del cerebro;
golpeando el corazón
con esos viejos recuerdos.

Francisco Barbachano