España se conmovió
ante las crueles escenas
y el grito desesperado
de la Comunidad Gallega
donde las llamas funestas,
arrasaron su belleza.
¡Maldito otoño, maldito!
¡maldito el caos y la muerte!
que el terrorismo incendiario
causó premeditadamente.
Esos malvados culpables,
no pueden quedar impunes.
Todo el peso de la ley
ha de caer sobre ellos;
sin que valgan, ni excusas,
ni milongas de otros tiempos.
La “trena” es su destino,
y dejémonos de cuentos.
Mi pluma abrasa mis dedos
al escribir estos versos,
que se unen al dolor
de los hermanos gallegos;
los que impotentes sufrieron
el terror de los incendios.
Francisco Barbachano