
Los conflictos humanos son casi siempre por comunicación. Cuando estamos relajados y abiertos a los demás, la comunicación fluye sin obstrucción, pero si nos sentimos tensos, agobiados, etc, la comunicación con los demás se dificulta mucho.
La comunicación también existe a nivel intrapersonal, no sólo interpersonal. Es decir, también existe la comunicación con uno mismo. De ello, hablaremos en próximos artículos.
La psicología puede ayudar a aprender e integrar las bases de una comunicación asertiva, es decir, una comunicación que tiene en cuenta los deseos, intereses y derechos de la otra persona, a la vez que los propios. Hay personas que saben aplicar estas técnicas de asertividad o de habilidades sociales de forma innata, pero generalmente las personas necesitamos hacerlas explícitas para aprenderlas y aplicarlas según el caso.
Voy a explicar aquí una técnica de asertividad para aplicar en situaciones de conflicto o crisis:
Cuando se produce un conflicto emergen 4 necesidades básicas de la comunicación humana:
- Describir/informar
- Expresar sentimientos al otro
- Expresar nuestras necesidades (si el conflicto me perjudica porque me falta algo)
- Pedir algo/petición
La metodología es buscar comunicación entre la propia personalidad y la del otro.
- Describir objetivamente la situación-problema (huyendo de calificativos como “siempre”, “nunca”….)
Ejemplo: “siempre que entras das un portazo” (incorrecto)
“hace 5 minutos, cuando has entrado, has dado un portazo” (asertivo)
- No hay sentencias ni implicación de juicios
- No hacer alusión a las otras veces que se ha dado un portazo. Se trata de describir con objetividad
- Expongo cómo me siento con esta situación
“Me siento X……” “esto me recuerda X suceso de mi vida….”, etc
- Digo lo que necesito de forma general, sin señalar un sujeto
Ejemplo: “no quiero que haya portazos en esta casa” (sujeto pasivo) mostrando argumentos y razones (y así no se percibe como imposición) y despersonalizado
- Petición
“Me gustaría que de ahora en adelante procures cerrar la puerta con más cuidado”
Como todo, es una cuestión de práctica, pero estas sencillas pautas pueden orientar a la resolución de un conflicto (que, por otro lado, son inevitables y forman parte de la vida) de una forma exitosa –esto es, sin generar mayores consecuencias de resentimiento, sino de comprensión-. Se dice que cuando no generamos violencia (física, verbal…), la armonía se mantiene de forma natural.
Lucía Rodríguez
Psicóloga