En este mágico día
donde tres Magos de Oriente
dejan en cada hogar
un derroche de alegría,
he soñado nuevamente,
en inolvidables días.
Recuerdo el amanecer
de aquellos días de Reyes,
junto a mi pequeño hermano
saboreando placeres;
porque los Magos de Oriente
siempre dejaban presentes.
Más tarde vinieron hijos
para adorar a sus Reyes
y tras los hijos los nietos
inocentes como ellos;
que el día de la inocencia
iba montada en camellos.
Hoy les pido a esos Magos
el milagro de los peces;
que acaben con la miseria
y den bienestar con creces;
que demuestren que son Magos,
porque el mundo lo merece.
Francisco Barbachano