
Eso de triunfar a dedo
no es ninguna novedad:
en España siempre ha sido,
un deporte nacional;
basta con tener padrino
aunque no seas cabal.
Antes de que llegaran
Ada Colau y Carmena
colocando a sus parejas,
y a toda su parentela
el dedo ya funcionaba,
que su trayectoria és vieja.
Aún ganando oposiciones
el dedo es tan influyente,
que la plaza conseguida
se la ha llevado un pariente
de algún prenda apoltronado,
del mandamás existente.
Existió en la dictadura
y existe en la democracia,
que ese es un mal endémico
de esa España tan sufrida.
No se engañen, ese dedo,
lo matan, y resucita…
Francisco Barbachano