A menudo desperdiciamos mucho tiempo de vida lamentándonos por lo que no poseemos, deseando ser alguien diferente a quien somos, anhelando placeres y sorpresas increíbles….pero, esta forma de vivir insatisfecha en esencia nos conduce a la pobreza, porque una vida rica es aquella que valora lo que tiene: familia, suerte, belleza, amistad,… (hasta la piedra del río al que te acercas a lavar tus manos es única y valiosa).
Sólo mientras interpretamos que nuestra vida está incompleta y que necesitamos «llenarnos» permanecerá esa amarga sensación de vacío. Si, por el contrario, somos conscientes de que nuestro tiempo de vida es limitado y nace en nosotros devoción y entusiasmo por vivir, experimentar, sentir cada instante de nuestro tiempo de vida, entonces expresaremos nuestras cualidades (aún a pesar de tener defectos y emociones negativas) ya que la humildad de quien reconoce que no vivirá por siempre permite aflorar nuestra bondad y amabilidad más genuinas y también, paradójicamente, comenzamos a vivir más despacio, disfrutando el silencio, la calma, la lentitud…
La vida está llena de pequeños, medianos y grandes momentos, si buscamos sólo los grandes con ansiedad, no apreciaremos los pequeños ni los medianos, no viviremos la vida con plenitud. No anhelemos más que lo que tenemos en este momento… y si tienes dudas…sólo detente y respira…olvida tu proyecto de ser alguien…es así de sencilla la verdad…no necesitamos ser nadie más que lo que somos ahora: este preci(o)so instante.
Como dijo C.Chaplin…»todos somos aficionados, la vida es tan corta que no da para más»
En la siguiente historia que me gustaría compartir, podemos identificar dos estilos de vida: una, la actual: prisas, ambición, codicia, deseos de grandeza…representada por el empresario, y otra, sencilla y humilde, a imagen y semejanza de la naturaleza, representada por el pescador. A mi parecer, este cuento nos muestra que nuestro proyecto de ganar dinero, estatus social…etc nos mantiene muy ocupados durante nuestra vida, y sólo en algunas ocasiones nos permitimos vivir de forma auténtica, sin exigirnos nada más que estar presentes, sin juzgarnos ni presionarnos a nosotros mismos para alcanzar estándares de persona humana que el mundo moderno ha marcado.
Si además de esto tomamos conciencia que no viviremos para siempre, entonces nos preocuparemos de aprovechar cada instante de nuestra vida, disfrutando el aquí y el ahora, experimentando todo como por primera vez y agradeciendo todo lo que tenemos y valorando a los que están a nuestros alrededor. Como dijo John Lennon: “la vida es lo que te sucede mientras estás ocupado haciendo otros planes”
Aquí os dejo este cuento, y dado que los cuentos hacen dormir a los niños y despertar a los adultos, reflexiona qué te sugiere esta historia, y en quién o en qué te hace pensar.
Joha estaba pescando a la orilla de un lago, cuando pasó por ahí un hombre adinerado que le miró despectivamente.
En un tono un tanto desdeñoso, se dirigió al pescador con estas palabras: “¿Cómo es que usted puede perder todo el día pescando por aquí en vez de hacer cosas mas productivas con su vida?”
Joha le preguntó: “¿Qué cosas le parece a usted que podría estar haciendo?
El hombre le dijo: “Por ejemplo, podría abrir un negocio y obtener grandes beneficios”
Joha le dijo: “¿Y luego qué?”
El hombre contestó: “Con los beneficios podría continuar abriendo tiendas y ganar aún mucho más dinero”
Joha siguió preguntando: “¿y luego qué?”
El hombre proseguía: “Teniendo un negocio de éxito, podría usted irse de vacaciones y disfrutar de la vida”
Joha volvió a insistir: “¿Y luego qué?
El hombre le respondió: “pues que podría dedicar algo de tiempo de sus vacaciones para sentarse a la orilla del río plácidamente y pescar, por ejemplo”
Entonces Joha le respondió: “y qué cree usted que estoy haciendo yo aquí?”
Lucía Rodríguez
Psicóloga