Aseguran los separatistas que gobiernan Catalunya que solamente la ciudadanía puede inhabilitar a la señora Forcadell. Es cierto y de hecho funciona así. En el Estado de Derecho las relaciones humanas se regulan con leyes sujetas a la Constitución y aprobadas por mayoría por un Parlamento elegido por el pueblo mediante sufragio universal, libre y democrático. Con ello, la ley surge del pueblo y como esa necesita que alguien la aplique si es vulnerada, la función se ha encomendado a los jueces, o sea, a la señora Forcadell, previo juicio, la inhabilitará el pueblo. En este aspecto, el Govern ha de estar tranquilo, se seguirá el procedimiento ordinario establecido para cualquier investigado. Se supone que la señora Forcadell no pretende que se le conceda trato de favor respecto al resto de ciudadanos.
Está claro que ERC arrastró a la señora Forcadell hacia una aventura temeraria (para la que no estaba preparada) cuando le propuso que fuera presidenta del Parlament, aunque se entiende que la señora Forcadell es persona madura e inteligente como para conocer y valorar los riesgos en que incurría en el momento de aceptar el cargo. Quizá algo incauta sí que fue, pero, hay cargos que son tan atractivos que para mucha gente ignorarlos sería una pérdida de oportunidad irrepetible.
La señora Forcadell ha proclamado que no le tiene miedo a los tribunales. Es exactamente lo mismo que dijeron los señores Mas, Ortega, Rigau y Homs. Los separatistas se repiten o se plagian unos a otros constantemente por un motivo esencial: sus argumentos son limitados y poco sólidos, por tanto tienen que ir machacando para que cuajen. Quizá miedo no tenga porque los tribunales de ahora no son como fueron los de la Inquisición, pero muy de piedra tendría que ser si no siente un cierto desasosiego interno que queda evidenciado por el hecho de que todavía no ha pedido a quienes se esfuerzan cada día en protegerla, que desistan de hacerlo porque ella es muy capaz de resolver por sus propios medios y sin necesidad de padrinos multitudinarios, el embrollo en que se ha metido.
Son muchos y variados sus protectores: el Govern en pleno, JxSí, la CUP, CSQP, la ANC, OC, AMI, la CECOT, un montón de espectadores del partido Barça-City, la señora Colau, los que se concentraron ante el Parlament y lo que todavía está por ver. Los separatistas tienen muy asimilado lo de “fer pinya”, en realidad es su única arma, aunque, están a años luz de conseguir la configuración de la piña adecuada.
Muy preocupada y atribulada ha de estar la señora Forcadell y poco consistente es la peculiar democracia separatista catalana cuando se han de utilizar todas las fórmulas coactivas posibles para tratar de influir en la Administración de Justicia.
M. Riera