César Alcalá
César Alcalá

En los últimos tiempos se ha puesto de moda una alocución que, para algunos, se ha convertido en dogma de fe. Y ahí empieza el principio del fin. Como diría Groucho Marx: “surgiendo de la nada llegamos a las cumbres más altas de la miseria”. Y es que esta alocución provoca dolor de estómago a muchas personas. Para otros es una sandez. Para otros es una chorrada. Y a otros les es indiferente. En resumen, cuando se pone de moda una frase llega a hacerse viral, sin serlo. La alocución, en cuestión, es la siguiente: mandato democrático.

Y, como diría aquel: “con el clero hemos topado”. Y es que, después de lo escrito en las últimas semanas, esta es la guinda del pastel. Cuando uno considera o cree que tiene un mandato democrático para poder seguir adelante, lo más seguro es que la frustración se apodere de su futuro inmediato. Esto le da soberbia y le impide ver la realidad.

Nadie tiene un mandato democrático. Esta frase es una invención de los independentistas. Aquellos que se lo creen, en realidad, no lo tienen. Simplemente se lo creen para poder mantenerse en una silla o en el poder. Y eso es un gran problema. Pasa en la Generalitat de Catalunya y pasa en pequeños ayuntamientos gobernados por miembros de los dos partidos –que nunca han estado juntos por el sí- que dirigen las riendas de una comunidad llamada por algunos país y por otros patria.

Y es que la soberbia es muy demoledora. Normalmente nunca tiene la razón, pero consideran que el mundo está equivocado. Esto es como los ingleses. Cuando el parte meteorológico dice que hay una niebla espesa en el estrecho de la Mancha, estos consideran que Europa ha quedado aislada. Algunos pensamos que los aislados son ellos. Pues a estos les pasa lo mismo. Los aislados son los demás. Ellos tienen la razón.

Eso sí, las consecuencias son nefastas para todo el mundo. A ellos les importa muy poco el futuro. La verdad es que no están capacitados para ver más allá de sus narices. El futuro o su futuro lo construirán día a día. Sin ninguna inversión. Dicho de otra manera, no hay hoja de ruta para saber lo que quieren ser de mayores. La verdad es que, a día de hoy, no saben ni lo que serán mañana.

Ellos con el mandato democrático tienen bastante. Y no es así. La gente se cansa o evoluciona. Y lo que ayer fue positivo para ellos, a lo mejor mañana se vuelve en contra. Eso sí, como que sobre este tema hablan poco, no se lo plantean y sobreviven en el día a día pensando que están salvando al mundo de no sé qué historia rara y complicada. Porque, eso sí, son como Don Quijote, los molinos les crecen a cada paso que dan.

Y esta frase eclíptica, el que suscribe, la ha oído recientemente no sólo por la televisión, sino de viva voz. Porque, claro, uno debe preguntarse el significado de esta frase. A uno se le puede llenar la boca con la frase o alocución comentada. Ahora bien, ¿qué significa esta frase? Lo cierto es que, aquellos señoritos que la utilizan, en el fondo lo hacen por una razón. No tienen el poder suficiente como para poder mantener lo que venden.

Dicho de otra manera. Vamos a poner un ejemplo gráfico. Pongamos que los tres partidos con más votos en unas elecciones les diferencian 100 votos. Es decir, el primero saca 1.200. El segundo unos 1.100 y algo. Y los terceros no llegan a los 1.100. En total por pocos votos un partido consigue el mando. ¿Esto es mandato democrático? Uno diría que no. El mandato está si sacas 1.000 o más votos con relación a los otros. Y no siempre es así.

En realidad no existe el mandato democrático. Lo que ocurre es que muchos miembros de la izquierda –sobre todo la más independentista- se consideran superiores a todo el mundo e imponen esta alocución. Lo peor de todo es que imponen una cosa porque tienen una carencia. Ellos tienen o consideran que tienen un mandato democrático a favor de la independencia. Nunca ha existido este mandato y no existirá nunca. A pesar de todo lo expresado por ellos, esta independencia es una utopía. Ahora bien, mientras te venden la película del mandato camuflan la realidad. Esto es, su incompetencia para poder gobernar. Y es que no tienen programa. Y esto es muy grave.

Ya no importan los gurús o el suicidio político. El segundo lo dan por superado y el primero forma parte del camino. Saben que su futuro está marcado y pactado. Que les queda poco tiempo. Sin embargo, como aquel, morirán matando. Dicho de otra manera, dejaran todo como esa táctica militar llamada de tierra quemada, pero poco les importa. Ellos seguirán creyendo que estaban tocados por una barita mágica, que el pueblo es lo que quería y necesitaba y nunca reconocerán los mil y un errores que están cometiendo. Es un periodo de transición duro, pero se tiene que pasar por el bien de nuestro futuro más inmediato. Errar es humano, pero estos se están llevando la palma.

César Alcalá

Historiador