Con el dinero del “odio”
que mal gastan a diario
políticos revanchistas,
se acabaría el calvario
de quien sufre la miseria
todos los días del año.
Esa lucha encarnizada
para obtener la poltrona
no es por afán de servicio,
es por afán de servirse;
que, al margen de ideologías,
lo primero es instalarse.
Y para muestra un botón
con esos showmans políticos.
Esclavos de la ambición
han perdido el equilibrio,
confundiendo al ciudadano
en su servidor cautivo.
¡Pues miren ustedes, prendas!
Es evidente que están
plenamente confundidos
y del todo equivocados:
el político es quién sirve,
en lugar de ser servido.
Francisco Barbachano