mariano

Partido demócrata catalán-PDC. En el registro de partidos políticos existen más de 200 inscripciones con la palabra demócrata y sus derivados. Mientras los separatistas catalanes tengan tan escasa imaginación, no se corre ningún peligro de que alcancen el objetivo estrella que persiguen.

Partido (se entiende político) y demócrata es redundante en doble sentido. Los partidos surgen de la democracia y para la democracia, salvo cuando un estado es de partido único (España durante el franquismo) y, además, la Ley establece que los partidos políticos se ajustarán a los principios democráticos y su estructura será democrática, por ello no sería necesario que el nombre insistiera en lo de demócrata porque es algo que se supone y es inherente a la cualidad de partido.

Ahora que el marketing impone darle a los productos una marca relacionada con el uso a que se destinará la cosa, lo actual y preciso hubiese sido llamarlo partido separatista-PSC o independentista-PIC, o segregacionista-PSC. Con PSC seguramente los socialistas hubiesen protestado, pero, si éstos no tienen registradas las siglas en la Oficina de Patentes y Marcas podrían haber tenido problemas para  evitar la coincidencia.

A las bases de CDC hay que reconocerles cierta clarividencia. La denominación que votó el señor Mas: Partit Nacional Català tiene un tufo que aturde. Menos mal que no prosperó la moción porque el espectáculo hubiese sido deprimente. En vez de Nacional,  habría resultado más sonoro Partit Patriòtic Català.

En la asamblea que celebró CDC para autodestruirse y borrar toda huella de su paso por el mundo, aunque eso no lo conseguirán nunca por mucho que se esfuercen, quedó definido también que el partido sucesor o heredero tendrá un fin u objetivo esencial: convertir la comunidad autónoma en república independiente de Europa, lo cual no quiere decir de la UE. La Ley de Partidos Políticos dice que éstos ajustarán su actividad a lo dispuesto en la Constitución y en las leyes. Por tanto, si los estatutos del PDC son honestos y coincidentes con lo que se proclama a viva voz, lo más probable es que aparezca un segundo impedimento para inscribirlos porque hablar de trocear España no es precisamente muy constitucional.

Cada vez está más claro: los separatistas no aciertan ni una. Su ideología, en el caso de que el independentismo sea una ideología,  les ofusca. Quizá lo primero que tendrían que hacer para tener las ideas nítidas y no andar siempre rectificando, es definir sociológicamente qué es el independentismo.

M. Riera