Para algunos separatistas, o quizá muchos, el Día del Libro es un patrimonio exclusivo de Catalunya, pero, ¡oh desilusión! Están equivocados. Es una celebración internacional promovida por la UNESCO en homenaje a un escritor español, a uno inglés y a otro peruano.
El Sant Jordi de este año va a resultar épico por la variedad temática de las novedades en la lengua que el Manifiesto Koiné pretende convertir en monopolio. Salvo que a última hora se añada alguna más con idéntico protagonista, cuatro son las obras literarias dispuestas a consagrarse como las que primero se agoten en librerías y puestos callejeros o las más demandadas en formato e-book: a) Puigdemont El President, b) De pedra picada. Retrat íntim del President, c) L’Amic President y d) Em Dic Carles.
Se dice que crear una obra escrita requiere como mínimo un año entre preliminares, planificación, primer borrador, revisión y diseño. Los autores reconocidos le dedican un promedio de dos o tres años por aquello de la calidad y el prestigio. El autor que publica un libro al año, es considerado como muy prolífico.
El señor Puigdemont fue investido el 10 de enero pasado. En menos de ochenta días, uno de ellos apareció a los cincuenta días, cuatro biógrafos del president tienen sus libros a la venta. Es de una celeridad fantástica. Felicidades y éxito. Merecen se les conceda la Creu por el esfuerzo realizado.
Si los votantes de JxSí y la CUP fueron 1.957.348 o los asistentes a la manifestación del 11-S-15 fueron 1,4 millones de personas, ¿cuántos ejemplares en conjunto de los cuatro indicados títulos tendrían que venderse el próximo día 23 para que su edición no fuera considerada un fracaso?
También sería útil a efectos premonitorios del resultado del ejercicio del Dret a Decidir, tomar como referencia el número de ejemplares vendidos. Es extraño que la ANC no haya pensado en ello, aunque es comprensible que no lo haya pensado porque este año la ANC está en sus horas más bajas, es como si estuviera desaparecida. La sombra del Parlament no le ha sentado bien. Si sus afiliados y simpatizantes reaccionaran y adquirieran en masa esos libros, le darían una alegría inmensa y la animarían a salir de un letargo que se vislumbra de pre desaparición.
¿Van a ceder los autores sus derechos económicos a la causa separatista? Podrían, pero, es dudoso. En realidad, es complicado encontrar a un solo secesionista dispuesto a renunciar a sus ingresos en beneficio del proceso, lo que es fácil encontrar es segregacionistas dispuestos a vivir del proceso.
Los libros obviamente están todos editados en catalán. Los castellanoparlantes catalanes han sido privados del honor de conocer la vida y milagros del president.
M. Riera