El Parlamento Español
santuario de cordura
ha cambiado su talante,
su educación y mesura.
Ahora vale el improperio,
y abunda la desmesura.
Ese gran show de investida
de un frustrado candidato,
se convirtió en un cortijo
donde se pasa un buen rato;
despellejando a placer
al odiado adversario.
Lo de la talla política
ha pasado a buen recaudo;
que lo de usar buenos modos,
se han cargado de un plumazo.
Ahora manda el desatino,
la bisoñez y el maltrato.
Debieran sus señorías
moderarse en sus estragos
y pensar que representan
a todos los ciudadanos;
los que un día, con su voto,
les hicieron diputados.
Francisco Barbachano