mariano

Las promesas electorales de un partido político deberían ir acompañadas de un estudio sobre su viabilidad. Es demasiado fácil decir cualquier cosa sin justificarla.

En la campaña de las europeas, Podemos vendió una “renta básica para todos los ciudadanos”. A menos de un año,  ha renunciado a ella. ¿Cómo se puede calificar una promesa electoral realizada sólo en base al oportunismo? Quizá se podría calificar de engaño, fraude, estafa, corrupción o un revoltijo de todas esas deformidades.

Como mínimo es una falta de respeto o una tomadura de pelo. Sin embargo hay promesas electorales que parten de la información que se dispone de un tema en un momento determinado. Cuando el PP prometió que no subiría los impuestos, lo hizo sobre los datos estructurales que ofrecía el gobierno PSOE los cuales resultaron distorsionados y en consecuencia la subida de impuestos fue ineludible. La responsabilidad del incumplimiento del PP es atribuible al   PSOE. Algo parecido pasó con el tripartito catalán del que ERC era parte.

Podemos prometió una renta mínima universal sabiendo que no era posible en aquel entonces ni lo será durante bastante tiempo y, sin embargo, la prometió y hubo ciudadanos que cayeron en la trampa.

¿Cómo reaccionan los ciudadanos ante un partido al que se le ha atrapado formulado propuestas irrealizables? Los ciudadanos le castigan con el olvido,  ha arruinado su credibilidad.

Podemos se presenta como el Robin Hood de la política. Aunque haya repudiado la renta mínima (sin ofrecer ninguna explicación del por qué lo ha hecho), el voto a Podemos sólo puede ser un voto transitorio, por tanto, cuatro años es para él un tiempo excesivo. El objetivo de toda persona que vota a Podemos ha de ser dejar de votarlo, lo cual significará que ha prosperado en la vida y ha tomado el rumbo adecuado. Podemos se configura como un partido que no le interesa que la gente salga de la precariedad, perdería electores. El voto a Podemos es apostar por un futuro sin ilusión ni expectativas, todo lo reduce a las prestaciones asistenciales, su estrategia estrella consiste en dar peces en vez de  enseñar a pescar.  Si el voto a CiU y a ERC es el voto a la quimera y al riesgo impredecible, el voto a Podemos es el voto a la resignación y al fatalismo.

M. Riera

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