Miró a la luna un buen día,

Francisco Barbachano
Francisco Barbachano

y creerse no podía

que narrara con su voz

aquella imagen de vida,

de unos norteamericanos

que alucinaban a Hermida.

 

Lo fue todo, libremente,

en radio y televisión.

Sedujo creando escuela

con gran imaginación

y, ante la tele basura

Jesús, no se doblegó.

 

Fue periodista de raza

triunfando toda su vida

y un buen día se marchó

con suprema cortesía;

pues su mente creadora,

sumisiones, no admitía.

 

Y murió escuchando versos

leídos por sus amigos.

Los versos de Juan Ramón

le durmieron los sentidos;

que eran  cantos onubenses

de sus recuerdos de niño.

 

Francisco Barbachano

 

 

 

 

 

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