Hay decisiones judiciales que resultan difíciles de entender. Es lo que le ha pasado a Jesús O. un vecino de Parets del Vallès que tendrá que abandonar, la próxima semana, el piso de su exclusiva propiedad en el que vive porque una jueza a la que pidió la custodia compartida de su hija le ha concedido a su expareja el uso de la vivienda, pese a que ella tiene otro piso en copropiedad. Según informa el diario 20 minutos, la responsable de tan peculiar decisión es la titular del juzgado de primera instancia e instrucción número 5 de Mollet del Vallès. Esta juez ha denegado la custodia compartida a Jesús O., aunque le concede un régimen de visitas a la hija común de la pareja, de dos años, que consiste en fines de semana alternos y martes y miércoles con pernocta. En el mismo auto, sin embargo, la jueza dictamina que será la madre, a la que da la custodia, la que tendrá que vivir con la hija en el piso propiedad exclusiva de él.
El auto constata que el padre no nada en la abundancia ya que tiene un sueldo mensual de 1.052 euros y tiene que pagar la hipoteca —281 euros mensuales—, el préstamo de compra de coche —350 euros— y hacerse cargo de otros gastos que le dejan menos de 500 euros para vivir.
Jesús O. acudió al juzgado para denunciar que su excompañera se llevó a la niña y no le dejaba verla, por lo que solicitó que la jueza estableciera un régimen de custodia compartida mientras se tramitara la demanda definitiva de divorcio. En su auto, la jueza concede la custodia de la niña a la madre, pero reconoce el derecho de Jesús O. a estar con su hija los fines de semana alternos, las tardes de los martes y miércoles con pernocta y la mitad de las vacaciones de Navidad y Semana Santa.
La jueza ha concedido la custodia de la niña a la madre, que tiene unos ingresos mensuales similares a su excompañero, aduciendo que el trabajo del padre es nocturno y ello haría que por las noches la niña tuviera que estar acompañada por otra persona, y concede el uso “provisional” de la vivienda propiedad del padre a la madre para “proteger el interés superior de los hijos menores”. La jueza considera que como la relación entre la pareja “no es suficientemente fluida”, a la menor le conviene más una custodia exclusiva de la madre, aunque ampliando las visitas del padre, y establece que el uso de la vivienda por parte de la madre contabilizará como “contribución en especie a los alimentos” de la menor, aunque impone al padre pagar también 100 euros mensuales de manutención.
Jesús O. ha explicado al diario que su situación es “desesperada” y ha lanzado un grito de “auxilio ante la injusta situación en que me encuentro”, que le dejará en la calle el próximo jueves teniendo un piso en propiedad, del que tendrá que seguir pagando la hipoteca y al que regresarán su expareja y su hija. El padre explica que invirtió todos sus ahorros en la compra de la vivienda y que compró el piso “antes de conocerla a ella, lo amueblé con cariño, me hipotequé como casi todo el mundo y fui el único que pagaba todos los gastos”. Además, Jesús O. ha explicado que también se hizo cargo del hijo que ya tenía su pareja de otro matrimonio anterior “como si fuera el mío propio”, y ha recordado que su pareja se fue de la vivienda llevándose a su hija “y me tuvo siete meses sin poder verla y sin atender mis llamadas”.
“El juzgado ha decidido que debo marcharme de mi propia casa y que debe pasar a vivir en ella mi expareja. Si me quitan mi casa, me quitan la posibilidad de poder estar y cuidar de mi hija. No tengo familia que me pueda ayudar, mis padres ya fallecieron y en casa de mi hermana ya viven cinco adultos y no hay sitio para mí ni para mi hija”, ha explicado Jesús O.