Hay que agradecer a l’Assemblea Nacional Catalana que sea una organización a la que se le entiende todo. Hay que reconocerle entre sus muchos méritos que sus documentos van al grano. Nadie se puede sentir engañada sobre cual es su objetivo final – la separación de Catalunya de España- y sobre cuál es su enésima hoja de ruta para lograrlo. Bravo por la claridad. Esta, sin duda, merece un aplauso.
Aunque luego la entidad secesionista está rodeada por los cuatro costados de zonas de sombra que obligan a interpretar sus objetivos a través no de los documentos oficiales sino de los gestos o de los escritos de sus miembros. Aquellos gestos o escritos que reflejan el verdadero pensamiento de los integrantes de la ANC.
Una de estas zonas de sombra es sin duda algo tan trascendente cómo será ese Nou País que nos espera si un día la ANC logra su objetivo. No me refiero a esa CataDisney que nos prometían en los carteles del 9N o que aparece en la propaganda independentista, ese país de las maravillas donde fluirá la leche y la miel, sino el Nou País que construirían realmente.
Para ver ese Nou País puede que haya que fijarse en la monumental pitada que la mayoría de los miembros de la Assemblea Nacional Catalana le prodigaron hace unos días al alcalde de Lleida, Àngel Ros. Posiblemente por ser miembro del Partit dels Socialistes de Catalunya, una formación que pese a sus muchas ambigüedades no le rie las gracias a los independentistas y apuesta por un catalanismo social, dialogante e integrador en España. Y eso que Ros estaba en la reunión como invitado. En el Nou País, está claro, no gustan los que piensan distinto. Ni siquiera cuando son tus invitados.
Para ver ese Nou País hay que leer la carta que firma Joan Deulofeu, de la ANC de Palafrugell, y que distingue entre “enemigos internos y externos”, coloca como “los peores” a los primeros y sitúa entre ellos al periodista Josep Cuní. Al parecer el reconocido periodista ha sido tachado de “enemigo interno” – o “Botifler”, si lo prefieren- por haber dicho algo tan obvio como que los favorables a la independencia “por ahora únicamente han hecho propaganda”.
Empezamos a olernos que en el Nou País de la ANC los que piensan diferente, los que no sigan las consignas oficiales, lo tendrán mal, muy mal. Si ahora se les pita o se les califica de enemigos internos ¿Qué harán con ellos cuando tengan en sus manos los resortes del poder de un Estado? Las zonas de sombra de la ANC empiezan a ser inquietantes.
Diábolo