mariano

Ciudadanos catalanes están cabreados porque la estrategia separatista los toma por bobos e ingenuos. Es una estrategia de una simplicidad impropia de alguien que intenta en pleno siglo XXI modificar el atlas socio-político del mundo. El marketing que aplica humilla a todo un pueblo.

Cuando el debate y el interés decaen, los segregacionistas se sienten excluidos de la sociedad y para revitalizar su presencia se reúnen en secreto durante la Semana Santa en un edificio institucional, visto lo cual ese edificio tendría que estar a la disposición gratuita de cualquiera que quisiera reunirse en él fuere para el fin que fuere, y montan un escrito que se aparta de todos los escritos tipo estandarizados que lleva por título “hoja de ruta”.

Con la hoja de ruta, los separatistas acaban de inventar un nuevo modelo de formulario que una vez esté regulado por el Código correspondiente, se pondrá de moda y la sociedad civil lo utilizará para tipificar relaciones contractuales. La gente dirá: hoy firmamos la hoja de ruta (lo hortera se consolida) y para darle solemnidad incluso la firmará ante fedatario público..

El escrito empieza diciendo que “pretende” reunir a las “organizaciones soberanistas”, o sea, la reunión no es un hecho tangible e irreversible sino tan solo una pretensión, un deseo. En ningún escrito que tenga que surtir efectos se hace constar que las partes “pretenden reunirse” sino que se dice  “se han reunido” o “están reunidas” o simplemente “reunidos”

Por otro lado, la expresión “organizaciones soberanistas” es de una petulancia que aturde. La soberanía es monopolio de los Estados reconocidos por el resto de Estados. Lo correcto sería que dijera “entidades con personalidad jurídica y con el objeto social de alcanzar el desmembramiento del Estado español”, aunque, es muy difícil que ese objetivo social lo tengan inscrito en los respectivos estatutos registrados, con lo cual han pretendido reunirse para hacer algo para lo que no están facultadas ni por sus propios estatutos. El escrito resultante es nulo de pleno derecho y los firmantes deberían saberlo y abstenerse de llevar a engaño a una parte de la población (parte exigua).

No existe, además, ningún escrito vinculante de voluntades en el que no figure ni el CIF de las entidades ni el número de DNI de los firmantes que las obligan.

Cualquier jurista que se consulte dirá que la forma es tan importante como el fondo. Si la forma adolece, el fondo pierde toda credibilidad y consistencia. La hoja de ruta firmada y publicitada es útil para advertir a los ciudadanos que los separatistas no cuidan la forma. Forma es procurar que los ciudadanos se enteren de verdad de qué va eso de la independencia porque no se trata sólo de dejar de transferir dinero a Madrid.

M. Riera

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