Los partidos políticos catalanes separatistas han recibido con apatía e indiferencia el hecho de que Ciutadans haya conseguido nueve parlamentarios en Andalucía. No han comentado nada ni a favor ni en contra ni se han alegrado que la sensatez catalana sea exportable allende.
¿Es el modelo parlamentario catalán exportable? Ahora no lo es. En general, los parlamentos se forman de dos grandes grupos: el que gobierna y el que está en la oposición. En Catalunya los independentistas han dividido el parlamento en dos bloques: el separatista y el unionista.
El bloque unionista está en línea con la Constitución y no tiene la menor intención de desvincularse de ella, entre otras cosas, porque no existe ningún motivo razonable y aceptado por el derecho interno ni el internacional para hacerlo. El dret a decidir a la catalana es un bluf. No cuenta con ningún apoyo más allá de un tercio de catalanes.
El bloque separatista está en línea con la Constitución en cuanto a libertad ideológica y a libertad de pensamientos, ideas y opiniones, pero, poco más. Propugna una ruptura perjudicial para todas las partes implicadas: la propia Catalunya, el Estado español, la Unión Europea y el orden representado por la ONU. Ese bloque aprovechando la generosidad constitucional alienta posiciones anticonstitucionales, lo cual no deja de ser un abuso de derecho.
Algunos ven en Ciutadans un partido constituido en Catalunya con proyección y programa para establecerse con éxito en el resto de España y otros piensan que es un partido español que ha concurrido a las elecciones andaluzas y que el punto geográfico de su fundación es irrelevante.
Los intentos para injertar ascendencia política catalana en el conglomerado regional español, han resultado hasta ahora un fracaso. En 1984 aparece el Partido Reformista Democrático que fue disuelto en 1986. En 1992 se funda Esquerra Republicana del País Valencià que lo máximo que ha conseguido es algún concejal disperso.
Lo que parece bastante palpable, su silencio lo confirma, es que a los partidos segregacionistas les habrá sentado fatal los nueve diputados de C’s en Andalucía. A la ANC que aún va más lejos y propone, aireando un totalitarismo pernicioso, que esos partidos no se presenten ni tan siquiera a las próximas generales, todavía le habrá sentado peor.
M. Riera