He tenido la oportunidad de escuchar la declaración de Jordi Pujol y Marta Ferrusola. La verdad, después de escucharlos a uno se le cae el alma a los pies. ¡Vaya tomadura de pelo! La prepotencia del Sr. Pujol es imperdonable. Alguna culpa debe tener. Lo tiene todo menos humildad. Y no hablemos de su mujer. Nunca a ido a Andorra, a excepción de los viajes para esquiar. Declaró que eran pobres, que no tenían un duro. Y que sus hijos tienen una mano delante y otra detras. Dicho de otra manera, que están pelados. Y, claro, que era normal que ella decorara con flores todos los departamentos de la Generalitat. Hay que vivir. Después de todo lo que se sabe decir que están hundidos en la miseria económica no sólo es vergonzoso, sino que es un insulto a la inteligencia de los catalanes.
Es más, el mayor de los hijos no es que aclarara muchas cosas más. Miento. Dijo ser muy amigo, desde la infancia, de Felip Puig y de Artur Mas. A día de hoy no sé si es muy bueno que un Pujol declare que es tu amigo. También aseguró que todo era licito y que bueno, no sólo es un santo, sino que alucina por todo este movimiento mediático. ¡Otro cínico!
Se ha hablado mucho de los negocios de los hermanos Puig y del conocimiento que Artur Mas tenía del robatorium pujolianum. Con la confesión del mayor de los Pujol no creo que los tres nombrados estén tranquilos. Cierto es que tienen mucha jeta. Ahora bien, es el principio del fin de una casta de políticos convergentes que están al frente del partido desde que Pujol fue nombrado presidente. Algunos piden que haya regeneración en el PP o en el PSOE. Y la está habiendo. Nadie pide la de CDC. Hay más viejas glorias en este partido que en los anteriores. Lo cierto es que posiblemente no le vayan mal las elecciones porque los otros grupos no dan la talla. Ahora bien, CDC debe regenerarse y, es más, alguno de ellos debe declarar que sienten vergüenza por todo lo que han hecho los Pujol. Que den la cara y pidan disculpas como han hecho otros grupos políticos involucrados en casos de corrupción.
Volviendo a la madre. Tener la cara de decir que el Ferrari era chatarra, que no iba a Andorra, que Cataluña les debe mucho y, en fin, toda su declaración de ayer no ayuda en nada. No sé quien le aconsejó, pro se equivocó. Lo mismo le pasa al jefe del clan. Actitudes como así están fuera de lugar.
En una cosa estoy de acuerdo con ella. Comentó que Cataluña no se merecía lo que estaba pasando. Es cierto sra. Ferrusola. Cataluña no se merece gentuza como ustedes. Cataluña no se merece pasar la vergüenza que pasa por culpa de su clan. Cataluña no se merece escuchar tantas mentiras. Y, finalmente, Cataluña no se merece haber sido expoliada por su familia.
César Alcalá