Los socialistas y los izquierdo-republicanos de Granollers, han iniciado su campaña electoral de cara a las elecciones locales del próximo mayo.
Lo dice el refrán español “quien madruga, Dios le ayuda”, aunque, otro refrán de igual origen dice “no por mucho madrugar, amanece más temprano”.
Si han empezado tan pronto pueden dar a entender que tienen dudas de conseguir los objetivos que se han propuesto o, al revés, quieren amarrarlos sin prisas.
Lo primero que han hecho es pedir a sus convecinos que les aporten ideas, propuestas, proyectos respecto a lo que se podría o debería hacer para mejorar el perímetro municipal y la calidad de vida de sus moradores.
Los ciudadanos están confusos porque se les ha creado el dilema de a quién han de aportar sus ideas para que éstas tengan más posibilidades de éxito y se vean realizadas, si al PSC o a ERC. Por empatía de años con la población, el PSC es el claro favorito.
Los ciudadanos también piensan que si solicitan que se les aporte ideas es que andan escasos de ellas, lo cual preocupa en el caso de ERC: de tanto darle vueltas a su monotema estrella, se ha quedado con la mente en blanco. El PSC no tiene ese problema, su punto de mira siempre prioriza el interés de la ciudad.
Cabe asimismo que quieran comunicar que tienen en cuenta la opinión de los ciudadanos y, además, desean que estos participen en la vida colectiva y en la toma de decisiones públicas y mucho más ahora que está tan de moda eso del populismo y del asamblearismo multitudinario.
La satisfacción que ha de sentir un ciudadano al ver reflejada su idea en un programa electoral, ha de ser inmensa. Seguramente guardará el programa toda la vida, no obstante, podría darse que se produjera coincidencia de ideas procedentes de distintas fuentes y luego habría que compartir el copyright, salvo que se haya registrado en la Oficina de Patentes y Marcas.
Existen ideas tangibles e intangibles. A veces tienen más valor las intangibles que las tangibles. Una idea intangible sería que Granollers continúe siendo una ciudad abierta al universalismo y cosmopolita y rehúya el chauvinismo y el ruralismo manteniéndose alejada de apuntarse al club de consistorios soberanistas. Se comenta que los empresarios antes de instalarse en un municipio, comprueban que éste no conste inscrito en ese club. Cuestión de progresismo y anchura de miras.
M. Riera