Este año se acabó

convertir los premios Goya,
en un show de despropósitos
y hacer temblar la tramoya;
convirtiendo el espectáculo
en una soberbia coña.
No estaban los “ex ceja”
de la Bardem y su tropa,
Ni hubo ningún insensato ,
con flojera en la bola
que hiciese su numerito
para enlodar a los Goya.
Desprestigiar una gala
que al séptimo arte honra;
que demuestra el gran nivel
y la calidad española,
és tirar a todas luces
su prestigio, por la borda.
Este año reinó el orden
y sensatez en los Goya.
No hubo memos paseando
por la suntuosa alfombra,
ni showmans de poca monta
que son siempre, los que sobran.
Francisco Barbachano