Por fin el President con veinticuatro horas de antelación a lo anunciado y previo concilio multitudinario “estrictamente democrático”: un tercio de ciudadanos tuvieron cinco representantes en él y dos tercios ninguno, decidió hacer pública la convocatoria de elecciones para dentro de nueve meses. Un plazo inaudito, ¿es un mero acto de astucia o es clarividencia política? La astucia tiene el inconveniente de que la gente no confía en quien la practica. Tras el esperpéntico espectáculo que ha ofrecido el President con sus dudas, vacilaciones y propuestas ante una presunta convocatoria de elecciones y sus escarceos con el líder del principal partido de la oposición y, además, socio de gobierno, los ciudadanos están llegando a la conclusión de que lo mejor será prescindir del uno y del otro en las susodichas elecciones y optar para que formen gobierno otras alternativas políticas que, de haberlas, las hay y así darles a éstas la oportunidad de demostrar que son capaces de conducir al país hacia la vereda del bienestar y la normalidad y que no perderán el tiempo con la utópica formación de un nuevo estado, en el que cada vez se cree menos. Al parecer nadie ha recordado al President aquel antiguo adagio que proclama “ante la duda, abstente” cuya aplicación hubiese permitido que las elecciones llegaran por sí solas cuando tocaba que llegaran y no antes. El President ha convocado elecciones anticipadas por segunda vez. Parece que no le importa tropezar dos veces con la misma piedra. Es el reconocimiento explícito de dos fracasos sucesivos, el primero lo perjudicó notablemente y el segundo se intuye que también le va a perjudicar, por tanto, la población no entiende ese empecinamiento en autodestruirse y pasar a la historia como el líder que cada dos años necesitó convocar elecciones para afianzarse… a la baja. Durante estos próximos nueve meses los ciudadanos tendrán que ir con mucho tiento porque van a estar sometidos a un constante machaqueo secesionista. Los ciudadanos han de aprender a distinguir las fábulas de lo real y lo eficiente. Ello constituye un excelente ejercicio para la actividad mental y tiene un claro objetivo: no dejarse embaucar por el canto de las sirenas.
M. Riera